Por enésima vez, pacientes renales volvieron esta semana a tomarse las vías públicas, en extenuantes jornadas de protesta, que además de pasar factura a la otra agonizante economía nacional, empeoran, también, las endebles condiciones de salud de los enfermos renales. Una agónica realidad que no hace más que evidenciar la pobre capacidad de gestión de un sistema desbordado por la indiferencia o la opacidad gerencial, que le ha cerrado las puertas de los servicios sanitarios a la población hondureña en general. La dolorosa realidad que expone la debilidad de un sistema colapsado por las profundas desigualdades y falencias estructurales y sociales. Un sistema en el que el acceso a la salud dejó de ser un derecho para convertirse en un privilegio. |